viernes, 19 de mayo de 2023

Mi vida de interino: experiencias para recordar

Cuando eres interino no tienes demasiada estabilidad, tu vida está sujeta a cambios, especialmente cuando ejerces en no vacantes de la Xunta y/o cuando tienes que modificar tu domicilio. En los primeros 15 meses de mi vida de interino en la Xunta pasé por tres puestos, y en los cambios de uno a otro hay sobre todo un par de experiencias dignas de recordar y que os pueden servir para que sepáis como funciona esto de las listas.

La suspensión confusa

Mi primera sustitución en la Xunta fue en verano de 2019. Entré en julio por una baja que acabó el 2 de septiembre. Ese día, un lunes, fue mi último día de trabajo. En octubre iba a ser el examen de administrativo del Estado que estaba preparando y quería no me volvieran a llamar para poder estudiar. Hay un mecanismo en las listas de la Xunta que lo posibilita: la suspensión. Ese mismo lunes 2 por la tarde me suspendí. Me generó un documento sellado, oficial y a priori válido. 

No obstante, no fui suspendido en las listas. Poco después me llegó una carta para citarme para un llamamiento presencial (a veces se hacía presencial, a veces por teléfono). Llamé para preguntar por qué me habían citado si estaba suspenso. Según el decreto, no te puedes suspender mientras estés ejerciendo un puesto, y aunque yo ya hubiese terminado, ese día trabajé y lo cobré. Por lo tanto, la suspensión no surtía efecto. Aún así, la aplicación de las listas seguía generando el documento, lo que inducía a engaño. Si lo hubiese sabido, me hubiese suspendido al día siguiente y no hubiese tenido ningún problema. Cosas de la Xunta.

Ante la amenaza de que me excluyeran dos años de la lista (ahora es uno), acepté el nombramiento. Eso sí, con la consiguiente reclamación y posteriores llamadas y recursos que no sirvieron para nada. Estuve alrededor de seis meses, fue un trabajo bonito y que sirvió para curtirme en algunos aspectos. Eso sí, suspendí el examen de administrativo del Estado en el supuesto. Y eso que la jefa, aún sin haber generado suficientes días, me dejó cogerme entera la semana anterior al examen. 

Pandemia y al paro

Precisamente la conclusión de mi etapa en ese puesto fue abrupta y no de la mejor manera. Es uno de los episodios que más marcaron mi vida de interino en la Xunta. Inesperadamente, de un día para otro, me quedé en el paro. Fue en marzo de 2020, un mes que permanece en nuestra memoria. Yo estaba cubriendo una baja por maternidad, a quien sustituía le habían concedido lactancia y vacaciones y yo tenía hasta mediados de abril. Para más inri, la semana previa al inicio del confinamiento había recibido una carta para citarme a un llamamiento presencial por la lista de la provincia de Ourense, que sería el lunes 16.

El sábado 14 se decreta el estado de alarma. No sabía si el llamamiento seguía en pie, llamé el lunes antes de ir, pero no me contestaron. Camino de Ourense, se me ocurrió parar en A Cañiza y volver a llamar. Ahí ya me dijeron que el llamamiento se había anulado. Volví a Vigo, donde trabajaba y ya había avisado que iría más tarde. No había casi nadie. En personal me trasladan que la persona a la que estaba sustituyendo, ante la instauración del teletrabajo, estaba valorando coger el alta y guardarse el mes que le quedaba. Esa idea se materializa y me voy al paro. Ni vacante en Ourense, ni puesto en el que me quedaba un mes en Vigo. En una sola mañana. Trances de la listas y de la vida de interino. Pero trances que sirven para aprender.

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